02 diciembre, 2013

ENCONTRAR SENTIDO

Si todo cambia constantemente, cualquier cosa es posible.

Todo lo que nos rodea cambia constantemente.  Es una ley de la naturaleza.  El mundo gira y el día sucede a la noche; las estaciones transcurren inexorablemente; los alimentos surgen de la tierra y luego se descomponen; las innovaciones devienen objetos obsoletos con el paso de los años y la ropa de moda tras varias temporadas está ya raída y anticuada.  Incluso los continentes y las montañas se mueven con el transcurso de los siglos.

Los seres vivos estamos también atrapados en un proceso de cambio constante.  Los átomos que componen nuestro cuerpo fluyen incesantemente.  Nacemos, pasamos de la infancia a la vida adulta y de ahí a la vejez y a la muerte.  Nuestros pensamientos y emociones cambian a cada instante, a menudo a una velocidad imperceptible para nosotros mismos.

Cualquier cosa creada tiene un ciclo vital sujeto al cambio y a la decadencia.  Ignorar esta verdad fundamental nos hace vivir atrapados en una ilusión, aferrándonos a la idea de la permanencia y la estabilidad de las cosas, aunque todas las pruebas indiquen lo contrario.  Nos olvidamos de que esa taza que tanto nos gusta se romperá, que una relación amorosa puede acabar, que una flor se marchitará y que nuestros amigos y familiares envejecerán.  Al no comprender ni admitir estos hechos, se apodera de nosotros la desdicha y la insatisfacción.

Aunque en el fondo sepamos que todo cambia, a menudo intentamos ignorar esta verdad.  El cambio nos inspira temor, porque nos inquieta pensar en lo que nos deparará el destino, si será mejor, más fácil, mas feliz o por el contrario, peor, más difícil y más triste que el presente.  No obstante, una vida sin cambios sería inconcebible, nos dejaría sin esperanzas, atrapados en el mismo lugar sin la oportunidad de crecer y desarrollarnos.  Si somos capaces de tomar decisiones inteligentes sobre cómo invertir nuestro tiempo y nuestra energía, entonces recibiremos el cambio con los brazos abiertos, porque cada situación encierra un potencial infinito, y depende de nosotros saber aprovecharlo.

El éxito en la búsqueda de sentido depende de la capacidad y la disposición que tengamos para explorar nuevos territorios, es por ello que a menudo esta búsqueda recibe el nombre de "camino".  Es un reto adentrarnos en nosotros mismos, explorar nuestras fortalezas y aspiraciones y descubrir cómo nos pueden ayudar a llevar una vida plena y feliz.  El camino no es fácil y puede exigirnos mucha energía, pero es sin duda apasionante y profundamente liberador descubrir quiénes somos, por qué estamos aquí y cómo podemos aprovechar al máximo los años que viviremos en este mundo.


03 noviembre, 2013

Relacionarse

Si cuidamos a los demás, nos cuidamos a nosotros mismos.

Es un hecho, aunque nos cueste admitirlo, que no podemos arreglárnoslas por nosotros mismos.  Pongamos como ejemplo un simple desayuno.  Cuando estamos medio dormidos o con prisas por marcharnos al trabajo es fácil olvidar a todas las personas que hacen posible ese sencillo acto.  No recordamos al campesino que plantó el trigo para el pan, al ingeniero encargado de las tuberías por donde corre el agua que usamos para hacer el café o al conductor que lleva los suministros hasta la tienda donde compramos los alimentos.  Nuestra interrelación con los demás es infinita.  Si investigamos hasta el final en esta cadena descubriremos que estamos relacionados con todos los seres vivos del planeta, tanto los del pasado y el presente como los del futuro.

Nuestra tendencia a ignorar o pasar por alto estas conexiones no es sólo poco realista, sino que además representa un gran obstáculo para alcanzar la felicidad.  Existe una creencia extendida de que somos individuos independientes que han trabajado muy duro para ser autosuficientes.  Los eslóganes publicitarios transmiten el mensaje de que debemos ser egocéntricos, alcanzar la excelencia y priorizar nuestras necesidades y preocupaciones sobre las de los demás.  En la escuela o el trabajo, en la prensa y en la televisión, todos los días nos alientan a competir en lugar de colaborar los unos con los otros.  Todo esto a menudo conlleva soledad, ansiedad y depresión.

No requiere un gran esfuerzo ver que las personas más felices que conocemos son aquellas que reconocen que dependemos los unos de los otros y cultivan relaciones afectuosas con los demás.  En el día a día, esta interdependencia es quizás la principal causa de felicidad o de sufrimiento para los seres humanos.  A nadie le agrada que lo desprecien y la sola desaprobación de alguien nos puede afectar durante días, tal vez años.  Por el contrario, cuando alguien nos apoya y nos alienta, sentimos que no estamos solos.  Ser amable con los demás es al mismo tiempo ser amable con uno mismo.

Las relaciones más solidas y duraderas están basadas en el deseo sincero de que la otra persona sea feliz.  Cultivar esta forma de pensar pone en movimiento una cadena de acontecimientos en los que aprendemos que en la medida en que somos más amable de los demás.  Incluso cuando nos equivocamos y actuamos de forma inadecuada, el hecho de que nuestra intención no fuera hacer daño puede suavizar la situación.

El respeto, el perdón, la gratitud y la lealtad son cuatro virtudes que fortalecen nuestras relaciones con las personas que nos rodean.  Y dado que nuestra propia felicidad depende de ellas, practicar estas cualidades es sin duda uno de los caminos más directos y eficientes para llevar una vida feliz.


15 septiembre, 2013

ACTUAR

Toda acción positiva contribuye a un mundo mejor

La vida humana se compone de millones de acciones del cuerpo, la palabra y la mente.  Acciones que llevamos a cabo desde el momento en que nacemos hasta el último segundo de la vida.  La elección de esas acciones define y determina la calidad misma de nuestra vida y nuestras experiencias.

La mayoría de nosotros reflexionamos cuidadosamente al tomar una decisión importante, como por ejemplo, escoger un nuevo trabajo, iniciar una relación o comprar una casa.  Pensamos en si esta decisión nos va a traer la felicidad que buscamos.  Incluso cuando planeamos las vacaciones, nos detenemos a pensar sobre ello y averiguamos las ventajas de ir a un lugar determinado, si habrá actividades al aire libre, si tendremos la compañía que deseamos... en estos casos, primero pensamos y luego actuamos.  Curiosamente, no sucede así con miles y miles de acciones que surgen sin control consciente, a partir de hábitos de conducta "automáticos" que nos llevan a entrar en un determinado establecimiento, leer un periódico y no otro, buscar o evitar la compañía de determinadas personas, etc.

Esas pautas de comportamiento aprendidas, que nos acompañan desde niños, tienen una repercusión determinante en nuestras vidas.  De la misma manera que un árbol surge de una semilla, el resultado de nuestras acciones se corresponde con las causas que hemos creado.  Preguntémonos con qué frecuencia reflexionamos sobre los hábitos y patrones que marcan nuestra existencia y sí estos siguen teniendo sentido, nos aportan felicidad y satisfacción, sin nos ayudan a lograr nuestros objetivos.

La decisión de cómo actuar no sólo afecta a nuestro bienestar, sino también al de los demás.  Nuestras acciones tienen la capacidad de generar armonía en todo lo que nos rodea -la familia, los amigos, la sociedad en general- o de causar dolor y discordia.  Cada acción que emprendemos, por pequeña que sea, origina una cadena de acontecimientos, por ello debemos prestar atención a nuestros pensamientos y acciones, pues las consecuencias de nuestros actos son más complejas y tienen un mayor alcance de lo que imaginamos.

La razón y la experiencia demuestran que ciertas acciones ayudan a generar un mayor bienestar, mientras que otras solo conducen a la confusión y al sufrimiento.  Una vez que tomamos conciencia de esto, ya no podemos culpar "al mundo" o a las fuerzas que no controlamos por las situaciones en las que nos vemos envueltos; por el contrario, debemos reconocer la influencia que ejercemos sobre nuestra vida y asumir la responsabilidad de nuestros actos.  Si prestamos atención a las cuatro acciones de esta sección -bondad, honestidad, generosidad y habla positiva- sentaremos una base solida para construir nuestra felicidad y la de los demás.



21 agosto, 2013

La paz comienza con usted

"La última vez que Martin Luther King y yo nos conocimos fue en Ginebra, durante la conferencia de paz llamado Paix sur Terre -" Paz en la Tierra "Tuve la oportunidad de decirle que la gente de Vietnam estaban muy agradecidos con él porque se había manifestado en contra de la violencia en Vietnam. Ellos lo consideraban un gran bodhisattva, trabajando para su propio pueblo y también a nosotros nos apoya. Desafortunadamente, tres meses después fue asesinado.

La gente era muy compasiva y estaba dispuesta a apoyarnos en poner fin a la guerra de Vietnam en los años sesenta. Sin embargo, el movimiento por la paz en América no tenía suficiente paciencia. La gente se enoja muy rápidamente, ya que lo que estaban haciendo no estaba produciendo lo que querían. Así que había una gran cantidad de ira y violencia en el movimiento por la paz.

No-violencia y la compasión son las bases de un movimiento por la paz. Si usted no tiene suficiente paz y la comprensión y la bondad amorosa dentro de si mismo, sus acciones no serán verdaderamente por la paz. Todo el mundo sabe que la paz tiene que empezar con uno mismo, pero muchas personas no saben cómo hacerlo.

Cuando las bombas comienzan a caer sobre la gente, no se puede permanecer en la sala de meditación todo el tiempo. La meditación consiste en cobrar conciencia de lo que está pasando, no sólo en su cuerpo y en sus sentimientos, pero a su alrededor.

Cuando yo era un novato en Vietnam, nosotros los jóvenes monjes fuimos testigos de los sufrimientos causados por la guerra. Así que estábamos muy ansiosos de practicar el budismo de tal manera que se pudiera llevar a la sociedad. No era fácil, porque la tradición no ofrece directamente el budismo comprometido. Así que tuvimos que hacerlo por nosotros mismos. Ese fue el nacimiento del budismo comprometido.

El budismo tiene que ver con su vida diaria, con su sufrimiento y con el sufrimiento de las personas que le rodean. Tiene que aprender cómo ayudar a un niño herido al tiempo que realiza la práctica de la respiración consciente. No debe permitirse que se pierda en la acción. La acción debe ser la meditación, al mismo tiempo".

~ Thich Nhat Hanh ~


19 agosto, 2013

PENSAR

Todo lo que hacemos y decimos procede de lo que pensamos

Nuestra forma de pensar condiciona nuestras palabras y nuestras acciones, así como todas las decisiones que tomamos, como por ejemplo el lugar que escogemos para vivir, los amigos que elegimos, el trabajo que desempeñamos y la forma en la que empleamos nuestro tiempo.  Nuestras vidas están moldeadas por nuestros pensamientos desde la más tierna infancia hasta el día en que morimos.  Reconocer el poder de la mente es, por lo tanto, uno de los aspectos más importantes de nuestra vida.  Esa es también la idea que subyace en las 16 actitudes para una vida con sentido.

De manera instintiva, solemos percibir el mundo como algo externo a nosotros, como una sucesión de acontecimientos que unas veces nos favorecen y otras no, y de los que somos partícipes casi accidentales.  Pero si examinamos bien la realidad, veremos que nuestra experiencia del mundo está influenciada en gran medida por lo que sucede en nuestro interior y por nuestro estado de ánimo.

Por ese motivo, un día nos sentimos encantados de ver a una pareja abrazándose en público, mientras que otro día nos sentimos desdichados o irritados presenciando la misma escena.  La cultura también influye.  En muchos países, un abrazo entre un hombre y una mujer -estén o no casados- se considera una muestra natural de afecto, mientras que en otros, el mismo hecho podría calificarse de inmoral e inaceptable.  Nuestras reacciones emocionales están guiadas por una completa mezcla de creencias, actitudes y experiencias.

Si reflexionamos detenidamente, podemos reconocer que detrás de cada emoción existe un pensamiento previo, pero a menudo no somos conscientes de ello porque los acontecimientos ocurren con gran rapidez.  Un arrebato de cólera puede originarse en pensamientos del tipo "esta persona me da miedo" o "me van a hacer daño" o "no consigo lo que quiero", es decir, derivados del miedo o la frustración.  De igual modo, cuando nos sentimos deprimidos, podemos pensar que no somos capaces de desenvolvernos en la vida, que nadie nos quiere, que hemos hecho las cosas muy mal o que esa situación nunca va a terminar, y aunque estos pensamientos sean exagerados y carezcan de fundamento, nuestra mente tiene el poder de hacernos creer que son ciertos y causamos desdicha e insatisfacción.

Y es justo en ese poder de la mente donde residen nuestras posibilidades; al igual que el atleta que entrena su cuerpo, nosotros también podemos entrenar nuestra mente y cambiar nuestros patrones de conducta explorando nuevas maneras de vivir.  Una forma de hacerlo es cultivar la humildad, la paciencia, la satisfacción y la alegría.





05 agosto, 2013

16 actitudes

Las 16 Actitudes están organizadas en 4 temas de sabiduría:

COMO PENSAMOS
1. Humildad
2. Paciencia
3. Satisfacción
4. Alegría

COMO ACTUAMOS
5. Bondad
6. Honestidad
7. Generosidad
8. Habla positiva

COMO NOS RELACIONAMOS
9. Respeto
10. Perdón
11. Gratitud
12. Responsabilidad

COMO ENCONTRAMOS SENTIDO A LA VIDA
13. Principios
14. Aspiraciones
15. Altruismo
16. Valentía